El 20 de mayo de 2003, un milagro conmocionó a la comunidad católica de Venezuela y llevó a la beatificación de la Madre Carmen Rendiles. Trinette Durán de Branger, una médica cirujana en el hospital “Miguel Pérez Carreño” de Caracas, fue testigo de este sorprendente suceso que transformó su vida.
Durante una cirugía de tumor de colon, un cable eléctrico se desprendió de la mesa y provocó una descarga que quemó su brazo derecho, dejando sin movilidad tres dedos de su mano. A pesar de los esfuerzos de casi 20 médicos, la situación de Trinette empeoraba cada día y el dolor era insoportable.
Los diagnósticos apuntaban a un atascamiento del nervio mediano y cubital, impidiéndole ejercer su profesión como cirujana.
Después de haber probado sin éxito numerosos tratamientos médicos, Trinette decidió acudir al Colegio Belén, fundado por la Madre Carmen Rendiles. Allí, en un emotivo encuentro con la madre María San Luis, hermana de sangre de la venerable Madre Carmen, recibió una promesa de sanación.
En un momento de profunda conexión espiritual en el oratorio donde reposaba la Madre Carmen en vida, un rayo de luz emanó del cuadro de la Madre Carmen y alcanzó el hombro de Trinette. Un intenso calor recorrió su brazo, restableciendo por completo su movilidad en un instante, sin necesidad de la cirugía planeada.
Este asombroso suceso no solo cambió la vida de Trinette, sino que también inspiró a muchos fieles. Además en 2015, otro caso milagroso relacionado con la Madre Carmen fue reconocido por la Iglesia, reafirmando su poder sanador y su legado de bondad y compasión.
El milagro de Trinette Durán de Branger es un testimonio vivo de la fe y la esperanza, recordándonos que en tiempos de dificultad y dolor, la fe en lo extraordinario puede traer sanación y renovación. La beatificación de la Madre Carmen Rendiles es un tributo a su amor inquebrantable por el prójimo y su capacidad para obrar milagros que perduran en el tiempo.
Texto: Bleidys Sanchez /Pasante.
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