"Más allá del oficio, lo que realmente me mueve es la razón del servicio", nos cuenta Jorge Briceño, un artesano del papel cuya pasión va mucho más allá de la restauración. "Cuando dedico horas a un libro, una revista o un periódico, estoy dando todo de mí para que esas páginas sigan compartiendo sus huellas impresas con un nuevo lector."
Aunque de niño no imaginó su camino actual, Jorge siempre se entregó de lleno a lo que le gustaba. Su juventud lo llevó por rumbos diversos, desde cumplir el servicio militar en la Marina hasta incursionar en la Marina Mercante. Su inquietud por aprender lo llevó a capacitarse en el INCE (hoy INCES) en áreas tan variadas como la mecánica automotriz y naval. "Buscaba hacer otras cosas", recuerda, "sabía que había algo que terminaría de llenar mi vida."
Fue entonces cuando sus manos, casi de forma autónoma, comenzaron a tejer su destino. "Mis manos fueron hilando mi destino y tejiendo el hombre que soy", afirma Jorge con convicción. Hace dos períodos de gobierno, su camino lo llevó a la Biblioteca Pública del estado, María Calcaño, como facilitador de cursos de manualidades con papel en la Sala Infantil. "Ese fue el impulso", explica, "ya estaba claro que nací para tejer con mis manos el sueño de mi vida, un sueño hecho de papel."
"Fuimos paso a paso", relata Jorge, "preparamos al personal y seguimos en ese bonito camino de la artesanía con papel." Con sus manos, Jorge no solo restaura; también crea. Ha tejido bolsos, monederos, carteras, sombreros e incluso arbolitos de Navidad, cada uno con la delicadeza y el propósito que caracterizan su trabajo.
A sus 68 años, Jorge Briceño, a quien cariñosamente conocen como el "ratón de biblioteca" o el "restaurador de periódicos", vive en el barrio El Silencio de San Francisco, Maracaibo. Padre de cuatro hijos y abuelo, su nobleza y gran carisma son tan evidentes como su inmensa calma al trabajar, una calma que ni la brisa de la mañana logra perturbar. Cada día, atraviesa dos municipios para llegar a su trabajo en la Hemeroteca de la Biblioteca María Calcaño, ubicada en la avenida El Milagro, al norte de la capital zuliana. Su prisa por llegar, trabajar y formar nuevas generaciones es su gran motor. Sobre sus hombros recae la responsabilidad de restaurar los libros y periódicos que sirven a los usuarios, manteniendo viva la memoria colectiva de la región, el país y el mundo entero.
Su trayectoria en la biblioteca comenzó en la Sala Infantil, pero pronto pasó al Departamento de Procesos. Es ahí donde se reciben las donaciones de libros, revistas y enciclopedias para ser clasificadas y distribuidas a los diferentes servicios y departamentos, incluyendo donaciones a liceos, colegios públicos y otras instituciones. Por supuesto, la Hemeroteca es un servicio fundamental bajo su cuidado.
Diariamente, Jorge tiene la hermosa tarea de organizar libros de literatura, ciencia, economía y gastronomía en los casilleros. Sin embargo, su misión más crucial es la de rehabilitar las páginas de periódicos que, con el paso de los años, se destiñen y casi se desintegran. Su razón de ser es que cada una de esas páginas siga siendo la noticia más buscada. "Tras de ese largo trabajo hay muchas historias", nos confía, el curador de periódicos. "A diario soy testigo de lo que fue noticia ayer, lo que pasó hace años. Por ejemplo, aquí están los diarios cuando el buque Esso Maracaibo tumbó el Puente Sobre El Lago, cuando el hombre llegó a la luna, cuando Fernández Morán inventó el bisturí de diamante… y muchos sucesos mundiales que han acontecido y que solo se cuentan y se saben leyéndolos en un periódico."
Entre esas horas de 7 años de trabajo, siempre hay un saludo cordial para sus compañeros y una gentil atención para cada usuario. Jorge irradia la convicción de que los sueños también se hacen realidad, tejiéndolos sus sueños con sus manos a través del servicio y su deseo permanente de dejar una huella impresa en lo que hace.
Silvia Barboza
Periodista










