Tras mudarse de su natal Mérida a la calurosa Maracaibo, Susana López encontró su verdadera pasión en el Cuerpo de Bomberos de la ciudad. Con cuatro años y medio de valiente servicio, esta mujer dedica su vida a velar por el bienestar de cada marabino. Sin embargo, su admirable labor como bombero es solo una de las muchas facetas que definen a esta luchadora incansable.
Susana también es estudiante de diseño de modas, emprendedora con su propio negocio de postres y tiene un pasado como radióloga. Además, con la dedicación de una madre, cría a sus tres hijos y mantiene su hogar. Sus experiencias personales la impulsaron a perseguir sus sueños lejos de su ciudad natal, demostrando que la fuerza, la creatividad y la disciplina pueden combinarse para superar cualquier obstáculo. Hoy, comparte con nosotros un fragmento inspirador de su historia.
¿Qué la motivó a convertirse en bombero? ¿Qué le atrajo de esta profesión, considerando su experiencia previa en otros campos?
"Bueno, desde pequeña soñaba con ser bombero. Intenté ingresar al liceo de bomberos en Mérida, pero no fue posible y lo dejé de lado. Después, me llamaba mucho la atención el camión de bomberos, como a muchos. Llegué aquí después de la pandemia, en un momento en que me sentía encerrada y un poco deprimida. Se presentó la oportunidad y aquí estoy."
¿Con qué frecuencia se producen los ascensos dentro de la institución?
"Depende del rango. De bombero a distinguido son dos años, y de distinguido a cabo es un ascenso anual consecutivo. Luego, hay un proceso de dos años de cabo a sargento, y así sucesivamente, según el rango y los años de servicio."

Foto de: Will Marval
¿Cuál fue el mayor desafío al inicio, durante el período de adaptación en la escuela de bomberos?
"Cuando llegué, tenía el cabello muy corto, lo cual era un problema porque se salía del moño. El instructor me decía que usara gelatina, pero en mi casa no teníamos para eso, las cosas eran difíciles. Esa parte del moño fue un verdadero obstáculo para mí."
"Nunca me había gustado hacer ejercicio, y allí los hice todos. Descubrí una resistencia que ni yo misma creía tener. Una vez corrimos desde la estación número uno hasta la dos, y fui la primera mujer en llegar. Éramos un grupo de más de 60 personas, y llegué en cuarto lugar, después de tres hombres."
A lo largo de su carrera, ¿cuál ha sido el episodio más difícil que ha enfrentado?
"He vivido varios momentos difíciles, pero uno que recuerdo vívidamente fue el caso del señor electrocutado en el mercado Las Pulgas, cerca del centro comercial Simón Bolívar. Estaba electrocutado y tuvimos que esperar a que Corpoelec cortara la electricidad para poder intervenir. La presión de la gente, el escenario, el señor gritando ‘ayuda’ mientras nosotros no podíamos hacer nada por el peligro que corrían nuestras vidas y las de mis compañeros, fue una presión muy fuerte."
"Incluso se me salieron las lágrimas porque uno se siente impotente, con las manos atadas. Queremos trabajar, pero debemos priorizar nuestra seguridad. Queremos actuar, pero nos cuestionamos las posibles consecuencias. La presión de las personas que no entienden que, aunque nos llamen ‘Héroes de Azul’, somos seres humanos de carne y hueso, y no estamos exentos de que algo nos suceda."

Foto de: Will Marval
Después de superar ese proceso de prueba, entiendo que hay un momento en que el instructor dice: "Están calificados". De ahí surge la emoción de pensar: "Pronto seré oficial de bomberos". ¿Qué sintió en ese momento?
"Recibir mi PNF bomberil fue un sueño hecho realidad, aunque para completarlo debo obtener la licenciatura, y estoy trabajando en ello. Pero recibir el PNF fue un gran logro porque siempre trato de superarme."
Si trabajaba como radióloga, ¿por qué no continuó en ese campo y decidió ser bombero?
"Porque pausé lo de la radiología. Después de trabajar allí, siempre escuchaba comentarios sobre el cáncer y la necesidad de ir a la playa con frecuencia, y a mí no me gusta la playa. Prefiero la montaña, pero no me gustan los ríos, las playas, las piscinas ni nada de eso."
"Y ahora que soy bombero, menos me gustan, porque siempre que voy es por un accidente o se escuchan muchas cosas. Quizás algún día vaya con mis hijos, aunque siempre posponemos la salida a la playa, y ellos siempre me dicen: ‘Ay, mami, queremos ir a la playa’."
"Ser bombero es lo mejor que me ha pasado en la vida. Llegó para cambiarla de una manera que nunca imaginé. Tener el conocimiento que tengo ahora es un gran avance."
¿Tiene hijos?
" Si, tengo tres hijos".
¿Les enseña algo de su trabajo que deban tomar como ejemplo?
"Les enseño valores, les digo que deben respetar a la gente, especialmente a los adultos mayores. Les enseño a ser tolerantes con los de su edad e incluso con los más pequeños. Debemos respetar a todas las personas."
"De hecho, mi hija quiere ser bombero, y yo le digo en broma: ‘Si tienes miedo de prender la cocina, no vas a ser bombero teniendo miedo’. También le teme a las alturas, y le digo: ‘Ay, qué clase de bombera vas a ser tú’. Mi hijo mayor es más tranquilo, le gusta más estar manipulando el teléfono."
"Ahora tengo un emprendimiento de postres, y les enseñé a mis hijos a hacerlos. El día que estaba haciendo los postres, les enseñé lo que aprendí en el curso. Les digo: ‘Si llego cansada y tenemos que seguir con el emprendimiento, ustedes pueden hacerlo’. Tienen sus gorros y delantales, y ellos dicen: ‘Ok’."
"Trabajo desde los 12 años, no por necesidad económica, sino porque siempre he sido independiente y nunca me ha gustado depender de nadie. Tengo como ese ego masculino de decir: ‘Yo me lo compré, yo lo logré, yo lo hice’, aunque a veces me siento mal porque digo: ‘Ey, ¿y dónde dejo a Dios? Sin él, nada de esto sería posible’. Pero esa es una parte de mí."

Foto de: Will Marval
Y cuando dijo: "Quiero ser bombero", considerando lo peligrosa que es esta profesión, ¿qué le dijeron en casa después de anunciar su decisión?
"Mi mamá lo que me dijo fue: ‘¿En serio? ¿Y los niños?’. Y yo le respondí: ‘Mami, no sé cómo voy a hacer, pero lo voy a hacer. Creo que necesito salir a hacer algo nuevo’, porque la situación en la que me encontraba en ese momento era bastante difícil. Mi mamá dijo: ‘Bueno, yo te apoyo’."
"Tuve mucho apoyo de mis hijos, especialmente de mi hijo mayor, porque él también se sacrificó mucho. Yo me iba a la academia con el corazón encogido porque los dejaba con su padre, y era la primera vez que me separaba de ellos. Él tenía siete años y el más pequeño menos de un año, aún lo estaba amamantando."
"Me dolía mucho dejarlos, pero iba con una mente muy positiva. A veces me iba con lágrimas en los ojos y llegaba pensando: ‘Voy por una meta’, y le pedía a Dios: ‘Diosito, ayúdame, porque sin ti no puedo’. Y bueno, eso me ayudó muchísimo. Mi hijo mayor se emocionaba, me preguntaba: ‘Mami, ¿cómo te fue, qué hiciste?’, y yo le contaba: ‘Papi, mira, me pusieron a hacer esto, me pusieron a hacer ejercicios’, y él me decía: ‘Mami, ¿corriste?’, y yo le respondía: ‘Sí, hijo’."
"Logré hacer cosas que siempre me decían los instructores. Tuve que meterme en la mente que sí podía, y a partir de ahí comencé a tener otra mentalidad, porque a veces uno empieza algo y a mitad de camino dice: ‘No, ya no puedo más’. Hubo bastantes momentos difíciles, y luego mi hijo enfermó y estuvo delicado durante mucho tiempo."
"Incluso ese fue el único percance que tuve para seguir con la carrera. Llegué a decirle a mi superior: ‘No voy a seguir porque tengo a mi hijo enfermo’, y él me dijo: ‘En 15 días te damos permiso para que puedas resolver’. Y bueno, gracias a mi mamá que me dijo: ‘Yo te lo voy a cuidar, yo lo voy a ayudar’, ella le daba la dieta, los medicamentos, y mi hijo ahorita tiene cinco años y cursará primer grado. Nada de lo que dijeron los médicos en ese momento sobre posibles retrasos se cumplió."
¿Le ha ocurrido alguna vez que su familia sepa que está atendiendo una situación de peligro y la llame insistentemente por el susto y el miedo de que le pase algo?
"No, me llaman para preguntar. Por ejemplo, lo que sucedió en un negocio en el centro, recibí muchas llamadas preguntando qué había pasado. Me decían: ‘¿Qué fue lo que pasó en el centro? Te vi en una foto, en un video, te vi de espalda’, y yo les explicaba lo sucedido."
"Mi trabajo es más de oficina, no es muy usual que salga. Salgo cuando hay plan de contingencia, cuando hay muchas lluvias aquí en Maracaibo, en las ferias, en las guardias de vigilancia y prevención. No es común que me vean en un camión, pero si me toca, lo hago."
¿Y su esposo qué decía al respecto?
"Fue fuerte, de hecho, me dijo: ‘O son los bomberos o soy yo’, y mira, aquí estoy divorciada. Esta carrera me llevó a perder cosas que no nutrían, ni sumaban, ni multiplicaban en mi vida."
"Ahora soy una mujer de 30 años con tres hijos maravillosos, tengo una mejor calidad de vida que antes y un sueño cumplido. Otras metas están en proceso porque estoy estudiando diseño de modas, algo que se ha trabajado en mi familia de generación en generación, y tengo la certeza de que eso va a prosperar."

Foto de: Will Marval
¿Cómo hace para estudiar diseño de modas y combinarlo con su profesión?
"Nací entre las telas. Mis abuelas, tanto por parte de mi mamá como de mi papá, hacían vestidos, pijamas, de todo. Mi mamá cose, mis tías cosen, y tengo una tía que fue mi inspiración."
"Mi tía Carol, la menor de las hermanas de mi mamá, tomó clases de diseño de modas, y yo reflexioné: ‘¿Por qué no llevar este sueño familiar a algo más grande?’. Porque siempre se escucha ‘la costurera’, y no es por denigrar, pero ser diseñador es un logro, porque no solo es coser, es diseñar, tener una línea, y ese es el sueño que siempre he tenido: que mi producto se pueda ver, y lo que tenga en la mente lo pueda plasmar y se haga realidad."
"Ahorita inicié la carrera y aquí estoy en el proceso de aprendizaje."
Aparte de estos proyectos que ha mencionado, ¿cuál es su próxima meta?
"No he pensado en una próxima meta específica, porque soy de las que piensan en metas a corto, mediano y largo plazo. Todos los días me trazo metas. Ayer tenía la meta de hacer una estadística, y de repente surgió otra cosa y tuve que hacerla. Entonces mi meta de hoy la pospongo para mañana, y siempre tengo una meta. Siempre tengo una meta por cumplir, porque ese es mi motor, nunca me quedo quieta."

Foto de: Will Marval
En el campo bomberil, si suena la alarma, ¿hay que dejar todo y atender?
"Sí, se me pone el corazón muy arrugadito, me pongo el casco, voy en la moto y voy orando. Empiezo a orar. Me pasó hace poco, recibimos una llamada de una niña, una adolescente que se quería suicidar. Yo iba orando: ‘Señor, pasa por su mente y cambia su parecer, porque no me quiero encontrar con ese escenario’."
"De ocurrir, sería algo fuerte, porque como ya dije, soy de la oficina y no estoy acostumbrada a esos escenarios. De verdad admiro a mis compañeros, les ha tocado hacer de todo, de verdad que los admiro mucho, más que todo a los de rescate, porque trabajan duro."
Para finalizar esta entrevista, ¿por qué decidió cambiar su residencia de Mérida a Maracaibo?
"Problemas con mi familia. Hay cosas que uno se pregunta: ‘Si es mi familia, ¿por qué?’. Pero en el camino he aprendido que todos tenemos altos y bajos. La venida para acá fue porque aquí hay más fuentes de trabajo, más ingresos y más posibilidades de trabajar. Aquí logré todos mis sueños, allá no, allá siempre fue todo difícil; aquí encontré más oportunidades y puertas abiertas."
Cambio Rotundo
Su trabajo como bombero ha transformado la vida de Susana López de manera notable. Gracias a su dedicación, ha alcanzado metas y realizado cosas que en el pasado no creía posibles. Su pasión la llevó a encontrar su merecido lugar, demostrando que el amor y la pasión por lo que se hace son lo más importante. Porque cuando las personas aman lo que hacen, los frutos obtenidos se vuelven mucho más gratificantes.

Foto de: Will Marval
Noticia al Día / Edgar González (Pasante)