Una fotografía ha inundado las redes sociales y conmovido a millones de fieles en todo el mundo: en ella aparece un joven Robert Francis Prevost, recién elegido Papa bajo el nombre de León XIV, saludando con reverencia al entonces papa Juan Pablo II.
La imagen, que habría sido tomada en la década de los 80, ha cobrado ahora un valor simbólico incalculable: muestra el punto de partida de un camino que hoy culmina en el liderazgo espiritual de más de mil millones de católicos.
La elección de León XIV, anunciada tras una rápida deliberación del cónclave, ha sido recibida como una señal de continuidad y renovación. A sus 69 años, Prevost trae consigo una extensa trayectoria marcada por el trabajo pastoral en Perú, el diálogo intercultural y una sólida formación teológica y jurídica. Sin embargo, esta foto viral recuerda que su vocación y conexión con la Iglesia universal tienen raíces profundas y personales, tejidas desde su juventud con gestos de fe y entrega.
El ahora pontífice, nacido en Chicago en 1955 y de madre hispana, fue agustino antes que obispo, y misionero antes que prefecto. Su paso por el Perú lo convirtió en un pastor cercano al pueblo, experiencia que ha moldeado su visión de una Iglesia inclusiva, dialogante y misionera. La imagen junto a Juan Pablo II cobra así una nueva dimensión: no solo es un testimonio de su juventud, sino un puente entre generaciones de pontífices y un símbolo de la continuidad apostólica.
Durante su primer discurso desde el balcón de la Basílica de San Pedro, León XIV expresó su deseo de ser “un pastor con el corazón de Cristo” y llamó a construir una paz basada en la justicia y la cercanía. La fotografía viral parece capturar, en una instantánea, ese mismo espíritu humilde y esperanzador que ahora guía su pontificado.
En un momento de grandes desafíos globales, la historia personal del nuevo Papa —ilustrada en ese saludo juvenil al santo polaco— se convierte en una fuente de inspiración.
Desde aquel gesto tímido frente a Juan Pablo II hasta el «Habemus Papam» que retumbó en Roma este jueves, el camino de León XIV se presenta como un testimonio de fe perseverante y servicio a la Iglesia.Todo esto aliñado, eso sí, con una imagen y un instante del pasado que no hacen sino invitar a reflexionar sobre eso que llaman «destino» o el amplio universo de lo que son las premoniciones. Para ejemplo, la foto.
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Noticia al Dia / Diario de Santiago
