Jafar Panahi, uno de los grandes nombres del cine iraní, recibió este sábado la Palma de Oro en el Festival de Cannes por su más reciente largometraje ‘Un simple accidente’.
Tras agradecer a su familia y a su equipo, el director dedicó unas palabras a sus compatriotas: "Quiero dirigirme a todos los iraníes, sin importar sus opiniones, dentro y fuera del país. Dejemos de lado nuestras diferencias. Lo más importante es Irán y su libertad. Alcancemos ese momento, juntos, en el que nadie se atreva a decirnos qué debemos vestir, qué hacer o qué no hacer".
En ‘Un simple accidente’, Panahi parte de un hecho aparentemente banal que desencadena una serie de reacciones en cadena que empujan a los personajes a situaciones extremas.
“Aquí Panahi no se limita a criticar al gobierno, como ha hecho durante años. Esta vez enfoca su mirada en la sociedad civil y en los propios opositores. Nos obliga a enfrentarnos a nuestras contradicciones con una pregunta incómoda: ¿qué pasa cuando las víctimas de la represión acceden al poder, aunque sea temporalmente, y pueden decidir el destino de su torturador? ¿Son más justas o repiten el mismo patrón?”, explicó Arash Azizi, crítico iraní residente en Estados Unidos, en declaraciones a France 24.
Desde que fue condenado en diciembre de 2010 a seis años de prisión por "propaganda contra el gobierno", tras las protestas por la controvertida reelección de Mahmud Ahmadineyad en 2009, Panahi ha desafiado de forma constante la prohibición de ejercer su arte.
Entre otras restricciones, tenía vetado rodar películas por 20 años. A pesar de ello, ha seguido filmando en condiciones precarias y clandestinas, convirtiéndose en un símbolo de resistencia artística y compromiso con la libertad de expresión.
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